Ya en 2013 nuestro llorado
compañero, José Antonio Portales Gato, en su discurso de agradecimiento del
Premio ACLEBIM a toda una trayectoria ejemplar en los Bibliobuses de Zamora,
nos advertía a todos del riesgo de dormirse en los laureles, dado que “los demonios de los recortes y de los ajustes” no habían terminado. Se refería concretamente
a cómo la jubilación de un conductor en marzo de ese año y la de un
bibliotecario en noviembre, la suya propia, dejaban a Zamora con un bibliobús
sin personal.
Han pasado cinco años y la
situación no ha variado, sin que la Junta de Castilla y León, titular de las
competencias, ni la Diputación de Zamora, que las ejerce por delegación, hayan
cubierto ambas plazas.
En la fecha de este post, el
Bibliobús A de Zamora no tiene tripulación. La solución que se adoptó en su día
fue que la tripulación del Bibliobús B se ocupará también, al mismo tiempo, del
Bibliobús A. Como el don de la ubicuidad todavía es exclusivo de la divinidad,
la fórmula que se arbitró fue la de compatibilizar por el mismo personal ambos
bibliobuses, sus rutas y calendarios en semanas alternas, con lo que al final,
el servicio de ambos bibliobuses se vio trastocado con una periodicidad muy superior a la de ordinario hasta ese momento.
Pero como todo es
manifiestamente empeorable, hace algo más de un año, la jubilación del bibliotecario
al frente del Bibliobús C, tampoco fue seguida de la contratación de nuevo
personal. Esta vez el bibliobús no se ha parado, pero presta su servicio sin
bibliotecario. A estas alturas del S.XXI, esta situación clama escandalosamente
contra el respecto profesional hacia la comunidad bibliotecaria, contra la justa
valoración de sus funciones, habilidades y conocimiento, y, más grave aún, contra el derecho de los usuarios a recibir un servicio profesional, de calidad y con todas las garantías a la hora de satisfacer sus necesidades.
Es ya necesario, pues, que
después de cinco años y de una vez por todas, Junta de Castilla y León y
Diputación de Zamora pongan remedio a esta situación, más propia de otras
épocas que todos queremos olvidar, y demuestren finalmente, con hechos, su afán
real por satisfacer las necesidades de los más vulnerables, es decir, cubrir
con urgencia dos plazas de bibliotecario y una de conductor, para evitar, por
fin, que se sigan lesionando por más tiempo los derechos de los vecinos de la
provincia de Zamora.