Estamos todos de enhorabuena por el galardón que han recibido los profesionales de los bibliobuses al otorgar a ACLEBIM, en su representación, el Premio Nacional al Fomento de la Lectura.
La alegría no nos impide acordarnos de nuestros usuarios, amigos, colaboradores, simpatizantes, seguidores y de cuantos nos apoyan diariamente para compartirlo tan merecidamente con ellos.
Las Bibliotecas Móviles son solidarias por definición, son compartidas entre varias localidades y grupos sociales, y al tiempo comparten sus recursos con todos ellos. Por eso este Premio no podía ser distinto, compartirdo con todos, con los que trabajan en solitario y con pocos medios, con los que tienen más recursos y mejores apoyos, con los que se benefician de nuestros servicios y con los que disfrutan siguiéndolos, defendiéndolos y publicitándolos.
Estamos en un momento de crisis económica y ética donde los compromisos inquebrantables deben ser diferenciados, donde la profesionalidad y la implicación deben ser correspondidos, y donde la humanización de las prestaciones y la satisfacción de las necesidades básicas deben ser lo primero. Estamos hablando de bondades propias de las bibliotecas públicas, propias de los bibliotecas móviles. Estamos hablando de justicia, con nuestros compañeros y con los ciudadanos que dependen de su buen hacer para acceder a la lectura.
Y hablando de justicia, hemos de agradecer especialmente a la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria la propuesta de nuestra candidatura, su apoyo y su defensa, y el haber comprendido el significado que para los bibliobuses puede tener un acontencimiento como éste.