Durante los días 23 al 25 de octubre, hemos celebrado en Vilafranca
del Penedés el 7º Congreso de Bibliotecas Móviles de España, en torno a
dos ideas fundamentales, la proximidad de este tipo de servicios con
relación a sus usuarios y la sostenibilidad demostrada de los mismos.
Aparte de las conclusiones, que en breve serán publicadas, si algo ha
quedado manifiestamente claro es que el Bibliobús es la mejor solución
bibliotecaria para la universalización de la lectura y del acceso a la
cultura, es decir, se constituye en el instrumento idóneo, en la
correspondencia entre el nivel de inversión y el de la calidad recibida,
para que las múltiples prestaciones de la biblioteca pública alcancen,
hoy por hoy, al cien por cien de la población.
Los contenidos expuestos han respaldado plenamente esta afirmación
con casos tan ilustrativos como el papel del Biblioburro para la
disminución de la violencia en el Caribe Colombiano (Aura Aguilar); o
cómo el Bibliobús Tagamanet puede organizar todo un programa que, bajo
el propósito de recoger la cultural inmaterial, organice una actividad
en la escuelas donde las nuevas tecnologías, las técnicas de gestión y
comunicación de la información y el contacto intergeneracional estén
interrelacionadas (Assumpta Molist)
Ha quedado patente también el ejemplo del Bibliobús Municipal del
Málaga, con sus nuevas técnicas en el fomento lector, en la atracción de
usuarios y en la gestión de actividades a partir del dibujo simultáneo
como línea conductora (Marcos Reina et al.); o el éxito en la reducción
de la brecha digital entre nuestros mayores desde el Bibliobús Montnegre
(Noemí Alcázar)
El Bibliobús de Castellón demostró cómo un elemento informativo
sencillo e imprescindible como es el calendario de visitas se puede
convertir en un factor aglutinador y activador de la participación
colectiva (Valentín Salvador); mientras que desde el Bibliobús
Garrigues-Segrià se puso de manifiesto el acierto y la extraordinaria
acogida de sus clubes de lectura (Mercè Esquerda); o cómo él mismo ha
llegado a ser el motor impulsor de una nueva biblioteca estable (Marta
García Farran et al.)
Los Bibliobuses de León presentaron su app como una forma más de
acercarse a los usuarios de una manera útil (Roberto Soto); y los
Bibliobuses de Barcelona informaron del alto nivel de satisfacción que
han recibido de la población que atienden (Marta Cano et al.)
Todo ello estuvo aderezado por el acercamiento preciso de Maite
Comalat a la situación actual de los bibliobuses españoles; al canto por
la Biblioteca Pública de Juan Sánchez y Miguel Seguido; y la necesidad humana de la
lectura defendida por Fabricio Caivano.
El colofón del Congreso lo puso la ceremonia de entrega de los
Premios ACLEBIM a Julia Méndez Álvarez, Jordi Permanyer y Mª Antonia
Carrato por su contribución al nivel de desarrollo de los Bibliobuses en
España.
A pesar de la fiesta que este muestrario de logros hace suponer, se
tuvieron muy presentes los problemas de abandono y ninguneo que los
Bibliobuses de Castilla-La Mancha o de Zamora están sufriendo ante las
vacantes de personal sin cubrir que hacen que algunos de ellos estén
paralizados, y que ni siquiera cuenten como prioridad para el cercano
período electoral que se avecina, ya que no sea, pensando en unos
usuarios abandonados a su suerte, porque se cumpla el mandato moral de
ocuparse del que lo necesita, ni de la obligación legal hacia el que
tiene derecho.
Y para no terminar con un sabor agridulce, hemos de resaltar el calor
con el que se nos ha acogido en Vilafranca del Penedès y la calidad
personal y profesional de las personas de su
Ajuntament, del
Vinseum (sede del Congreso), de la
Biblioteca Torras i Bages, de los
Castellers de Vilafranca, a cuyo admirable ensayo pudimos asistir, y de
Rizoma Teatre, que intepretó el emotivo
L’abanderat: el bibliobus del front, y, por supuesto, del valioso equipo de la Generalitat de Cataluña y de la Diputación de Barcelona.